Tiene 17 habitantes, pero es oficialmente una ciudad. Hablamos de Hum, la ciudad más pequeña del mundo. Y de paso, el que fue nuestro hogar durante los cinco días que estuvimos en la península de Istria (Croacia).
Decidimos que nuestro viaje se compondría de dos partes: una primera parte para ver Venecia en dos días, y una segunda parte de cinco días en Istria (Croacia). Y para desconectar, relajarnos y disfrutar de unas merecidas vacaciones tranquilas, elegimos Hum, la ciudad más pequeña del mundo.
Croacia y los sobas
Concretamente nos alojamos en un soba. ¿Qué que es esto? Se trata de alojamientos de las personas locales, que ofrecen habitaciones a un precio muy asequible, con toda la hospitalidad de sus servicios y su presencia. Vives con ellos, y en muchas ocasiones te ofrecen también servicio de desayuno, comida o cena.
Nosotros estuvimos en el soba Nela en Hum, y quedamos encantados con la experiencia. Nada más llegar a nuestro alojamiento, Nela, la mujer que lo regenta, nos recibió con dos chupitos de un licor bastante fuerte que ella misma elabora. Eran las 2 del mediodía y no habíamos comido, pero aceptamos la invitación por cortesía. Y aunque casi nos quedamos sin respiración de lo fuerte que era aquel licor llamado Biska, ante la atenta y sonriente mirada de Nela, agradecimos mucho el gesto y siempre lo recordamos.
Cómo es Hum, la ciudad más pequeña del mundo
Efectivamente una vez que pisas Hum entiendes por qué es la ciudad más pequeña del mundo. Apenas un puñado de casas y cuatro calles componen esta localidad. Pero encanto le sobra a raudales. Una ciudad de piedra llena de ruinas y muy rural. Tienen un restaurante en el que sirven comida casera y típica croata. Nosotros comimos allí un menú típico compuesto de un caldo de entrante, unas salchichas especiadas con cebolla y carne de cerdo.
Aunque durante el día hay mucho movimiento de turistas, nosotros aprovechábamos esas horas para visitar las zonas más turísticas de la península de Istria, como Porek, Roving o Pula, y regresábamos por la noche a Hum. Convertimos en un ritual nuestro paseo nocturno después de cenar, en un ambiente 100% tranquilo. Cada noche nos encontrábamos gatos y sapos (sí, sí, sapos o ranas, no los diferencio bien.. en medio de las calles).
En definitiva, Hum, la ciudad más pequeña del mundo, nos enamoró. Y recordaremos siempre esas vacaciones llenas de paz y armonía en las que respirábamos aire puro y desconectamos de nuestra rutina diaria en España.